Descubrimiento de mi mismo

By Alfredo Garcia

Published on Dec 29, 2011

Gay

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Descubrimiento de mi mismo.

by

Alfredo Garcia

Estoy en el avión de vuelta a casa después de un corto viaje de negocios. Muy cansado, la pasada noche no dormí nada, además una resaca monstruosa martiriza mi cabeza. Intento dormir. A mi cabeza vuelven a trozos imágenes de lo sucedido la pasada noche. Después de una cena de negocios, me invitan a tomar una copa en un bar, al final son tres copas, y junto a la abundante bebida del restaurante, estoy un poco bebido. No quiero coger un taxi hasta el hotel, este no está lejos, y además aprovechare para despejarme un poco. Tampoco quiero dormir, me tomare yo solo una última copa. Camino por una calle desierta no se ve ningún bar abierto. Paso por delante de la puerta de una sauna gay. ¿Estará abierta? Empujo la puerta. Esta abierta. El empleado me dice que permanecerá abierta hasta las nueve de la mañana. Sin pensarlo doy mi numero de pie, y me da unas playeras y una toalla. Me desnudo, y sujeto la toalla en mi cintura. Dos saunas una caliente y otra húmeda, pasillos poco iluminados pequeños cubículos a los lados, cuartos oscuros, salas con monitores donde se proyectan películas porno gay. Me cruzo con gente que se me quedan mirando, supongo que esperando ligar conmigo. No me atrevo a mantener sus miradas, sin embargo estoy excitado, probablemente el alcohol es lo que hace que me sienta dispuesto a mantener un contacto gay. Es la primera vez que entro en un sitio así, donde tan directos y explícitos son los contactos. Me acomodo en la barra del bar, me tomo un par de cubatas mas y durante un buen rato mantengo una larga conversación con el camarero que resulta ser el dueño de la sauna, e increíblemente resulta ser un autentico filosofo, o por lo menos así me lo parece. Ya suficientemente borracho para perder cualquier inhibición, me dedico a recorrer el laberinto de los poco iluminados pasillos. Me siento en una mini sala de video, a mi lado esta un hombre joven, con un poco de sobrepeso. Me asombro a mi mismo poniendo una de mis manos sobre una de sus piernas, acaricio su bello, el continua mirando el monitor como si nada ocurriera, continuo mi caricias, el pecho fuerte y peludo, los pezones erectos, el cuello, acaricio con mis dedos su cara, sus orejas sus labios. Él no mueve un musculo, salvo su pene que levanta la toalla. Meto la mano por debajo de la misma, y acaricio sus testículos, y su pene corto y duro. Aparto la tela, me inclino y lo acaricio con mis labios. Estoy muy contento de mi poder sobre su cuerpo. Me siento feliz dándole placer, a pesar de mi temor a las posibles infecciones, lo recorro con mi lengua y lo introduzco en mi boca. Hago que abra las piernas y me permita el acceso a su ano, insinuó un dedo, repetidamente lo lubrico con mi saliva y lo penetro. repetidamente. Comienza a gemir, al poco me mira y se levanta, ya en el pasillo se vuelve hacia mí, probablemente espera que le siga hasta alguna de las cabinas y que allí lo penetre con mi polla. Me la toco, apenas esta dura el alcohol no me permitirá mantener la erección necesaria para penetrarle, me resigno a no seguirle, y siento no poder complacerle hasta el final. De todas las formas, no ha estado mal para ser la primera vez. Me ha resultado muy agradable dar placer a un hombre, es muy distinto a hacerlo con una mujer. Un hombre conoce mucho mejor el cuerpo de otro hombre que el de otra mujer. Al fin y al cabo su cuerpo es como el mío, y sé lo que le puede gustar y lo que no, y además esta su pene, prueba irreducible y tangible. Si, es realmente interesante. Lo haría más veces, con cualquiera de los hombres que deambulaban por la sauna, jóvenes y viejos, delgados y gruesos. Yo seré feliz dándoles placer. Me identifico con ellos, y es como si me lo hicieran ellos a mí.

Finalmente me levanto y me dirijo hacia el laberinto de pasillos completamente oscuros, estoy tan borracho que tengo miedo de caerme con el suelo tan resbaladizo. Me muevo en la completa oscuridad del laberinto tanteando con mis manos las paredes. De repente mi mano roza una piel cálida. La retiro, pero enseguida noto unas manos sobre mi cuerpo. Dejo que me acaricie, y devuelvo las caricias, su pecho fuerte y peludo, debe ser de mi estatura. ¿Sera el mismo con el que estuve antes? Enseguida otro cuerpo se junta al nuestro, también me toca, y yo lo toco, este es bastante más alto que yo. Noto sus penes duros, junto a mi piel, no llevan toalla. ¿Dónde la habrán dejado? Parece que un tercer hombre se ha juntado a nosotros. Toco y aprieto con mis manos penes duros. De repente somos una masa de cuerpos excitados, acariciándose, tocándose, apretándose, besándose. Me han quitado la toalla, una mano me acaricia el culo, otra pellizca mis tetillas, otra mis testículos, pero mi pene esta solo medio erecto, pero no me importa. Si no me hubiera emborrachado no me habría atrevido, y borracho no se me pone suficientemente dura, no se puede querer todo. Noto como un pene se frota entre mis nalgas, una lengua lame mi cuello, mi pene resbala sobre otras nalgas, lateralmente me aprietan cuerpos desnudos, como una ola nos movemos todos juntos, el espacio se llena de gemidos jadeos, noto que el de detrás mía se ha corrido sobre mí, y de repente, noto penes mojados y duros, escupiendo su semen, una masa compacta y agitada está teniendo un orgasmo simultaneo, somos 4 o 5, latiendo como un solo ser, que en aquellos instantes está naciendo y a la vez muriendo. Casi de repente los cuerpos desaparecen a mí alrededor, y todo queda de nuevo en silencio. Tengo el cuerpo cubierto de esperma, saliva y sudor. Me apoyo en las paredes estoy a punto de caerme, el suelo está completamente resbaladizo. ¿Done esta mi toalla? Me siento en el suelo cubierto de semen, y tanteo con mis manos buscando mi toalla. No la encuentro, estoy muy excitado, me agrada frotar mi cuerpo y mis manos en el charco de semen del suelo, no me da ningún asco, me masturbo con mis manos lubricadas con aquel líquido viscoso que ya empieza a enfriarse. Por fin consigo ponerme de pies, y tanteando busco la salida del laberinto, justo a la salida recupero mi toalla, que curiosamente está seca. Bajo la ducha de agua caliente limpio mi cuerpo.

Voy hacia el bar y no hay nadie. La sauna parece haberse vaciado de repente. Pregunto la hora, deben ser cerca de las 6 me contestan. No me quiero ir, además estoy demasiado borracho, necesito correrme, es mas necesito que alguien me folle. Me meto en una cabina, dejo la puerta abierta, me tumbo bocabajo sobre la toalla. Dormiré aunque solo sea media hora y luego volveré al hotel.

Entre sueños note que alguien me hablaba. Tarde en volver a la realidad. Estaba en la cabina de una sauna, y alguien me hablaba, no entendía lo que decía y solo quería seguir durmiendo. Note el contacto de su mano con mi espalda, y luego como lentamente subía y bajaba a través de la misma. Era una sensación muy placentera y tranquilizante, mi piel se había quedado fría y la mano me daba calor. En aquel momento decidí hacerme el dormido.

Luego la mano acaricio mis muslos, y muy ligeramente rozo mis nalgas. Una y otra vez recorrió mi cuerpo de abajo arriba y de arriba abajo. Luego las caricias se fueron concretando, en la parte interior de los muslos, los abrí para que pudieran continuar hasta mis testículos, descubriendo entonces que no dormía. Pero no me importo, realmente prefería que el supiera que yo era consciente de sus caricias, y que las permitía. Sus labios en mi cuello, en mis oídos. Mientras comenzó a hablarme dulcemente, su voz masculina, grave y hermosa, se metió en mi cabeza.

-Pequeño, te voy hacer feliz.

Me sentí muy contento de que me llamase pequeño. Tenía que ver mi calva ostensible, y que mi cuerpo era el de un hombre maduro y no el de un jovencito. Sin embargo él parecía negar la evidencia.

-Te daré lo que necesitas, lo que siempre has necesitado y nunca te han dado.

Ahora besaba mi nuca, y una de sus manos acariciaba mis piernas.

-Tienes unas piernas muy bonitas. ¿Nunca te lo han dicho? Entonces recordé que de pequeño alguna de mis hermanas me había dicho que tenía piernas de chica.

-¿Te las depilas? No me las depilaba y tenía muy poco bello. De hecho eso ya me lo habían comentado más veces. Incluso oí, el comentario de alguna chica, en el sentido que le hubiera gustado tenerlas como yo y no necesitar depilarse. Me sentí halagado. Y por un momento pensé que quizás yo no era tan masculino como siempre había pensado. Que había algo en mi femenino, que todo el mundo había notado desde que era niño. Aquello podía explicar muchas cosas, como la falta de interés de algunas chicas de mi edad por mí, y a la vez el fuerte interés de chicas más mayores. Unas me podían ver como un competidor, mientras que las otras podrían sentir deseos de protegerme y de usar de alguna manera mi masculina feminidad.

Efectivamente aquel hombre sabía lo que yo necesitaba, y también como dármelo.

-¿Es la primera vez que alguien te trata así, verdad? Parece que conocía el fondo de mi alma, y de todos mis deseos insatisfechos, incluso los que yo nunca había percibido conscientemente.

-Tienes un culo muy bonito, y no puedo comprender como has podido llegar hasta aquí, sin que alguien haya disfrutado de él. ¿Ningún hombre se ha insinuado contigo? Nadie te ha dicho que le gustabas y que te deseaba.

Recordé experiencias de pequeño, de chicos mayores que yo, que me buscaban, y que yo intuía que me deseaban, pero que salvo contactos insignificantes nunca fueron a más. Vino a mi cabeza, un día en Paris cuando tenía 22 años, paseando con un amigo. Un grupo de chicos algo mayores que yo se cruzaron con nosotros, uno de ellos se volvió hacia mí y me llamo guapo. Entonces me quede confuso. Evidentemente había dentro de mí algo que todos veían menos yo.

-Esto es lo que tú necesitas, necesitas que hombre te quiera, que use tu cuerpo para su placer. Que penetre en ti, y que te descubra lo que es tu esencia.

Sus dedos se insinuaron entre mis nalgas. Por entonces mi pene ya estaba completamente erecto, presionado entre mi cuerpo y la toalla. Levante mi grupa y sus dedos lo acariciaron tiernamente, también mis testículos.

-Tu pene es magnífico- pero es un pene femenino, un pene para ser acariciado y besado, para ser poseído, no para poseer. Es un pene pasivo, como tú mismo.

Aquel hombre, era un ángel, una aparición divina. Deseaba con toda mi alma que me poseyese.

Coloco su pene erecto junto a mi mejilla.

-Tócalo, acarícialo, bésalo, este es un pene masculino, hecho para penetrar, y para hacer felices a chicos guapos como tú.

Mientras lo acariciaba y besaba, el continuo acariciando mi culo, y la zona entre mis piernas y mis testículos. Luego se puso detrás de mí, y me metió la lengua en el culo. Yo estaba loco de placer y necesitaba correrme, comencé a masturbarme contra la toalla.

-No, eso no mi pequeño, eso llegara solo, sin necesidad de que te toques, te correrás cuando este dentro de ti. Como se corren los chicos guapos como tú.

Con sus dedos lubricados, me penetro hasta que me dilato y ensancho suficientemente.

Luego me pidió que colocase un preservativo en su pene.

-Ahora pídeme, lo que más deseas en el mundo, aquello para lo que tu cuerpo está hecho y nunca ha sido usado.

-Por favor, hazme tuyo.

Entonces lentamente me penetro, mientras yo me abría como se abre una flor, con los primeros rayos de sol de la primavera.

Sentí como si estuviera naciendo de nuevo. Una dulce corriente se extendió por todo mi cuerpo.

Me sentí lleno, completo, feliz de ser, de existir. Y en aquel momento toda mi vida cobro sentido. Esto era lo que yo desesperadamente había buscado durante tantos años, y no había sabido que era tan simple y esencial. Entonces me corrí como nunca me había corrido, lentamente, el licor del amor fluía de mi, en olas sucesivas, en una cadencia dulce e interminable. Creo que entonces perdí el sentido. Me desperté un poco más tarde, estaba solo, la toalla chorreante de semen. Pensé que todo lo había soñado, pero no era así, lleve una mano al agujero dolorido de mi culo, y por el continuaba goteando semen que evidentemente no era el mío.

Llegue al hotel con el tiempo justo para salir hacia el aeropuerto Ahora en el avión con los ojos cerrados, pienso que ya no importa demasiado lo que pueda suceder en mi vida en el futuro. Puedo decir que lo esencial ya lo viví la noche pasada

Si te ha gustado escribeme a alfredo247@hotmail.com, necesito tus comentrios.

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