Paseo por el parque. By Alfredo García
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Anoche bebí demasiado, apena he dormido una hora. Ahora camino por la ciudad como un sonámbulo. La resaca produce en mi una excitación sexual monstruosa. No se que procesos bioquímicos ocurren en todo mi cuerpo, y en especial en mi cerebro, me siento frágil e indefenso necesito que me acaricien, que me usen, quizás que me hagan daño, en realidad no se lo que necesito, pero la necesidad es tan poderosa que a penas me puedo mover. Camino por un parque, esta todo vacío busco un banco donde sentarme, veo uno a lo lejos, me dirijo hacia el. Veo que también un hombre se dirige hacia el banco, llegara al mismo antes que yo. Espero que no se siente en el. A la altura del banco se detiene y me observa mientras me acerco. Es un hombre fuerte y de piel oscura pero no negra del todo, cara ancha, frente despejada, bigote, nariz grande, podría ser turco, hindú o quizás africano. Por un momento pienso en cambiar de dirección y evitar pasar delante de el. Siento un poco de miedo, esta parado y me mira fijamente. Miro hacia los lados, no se ve a nadie por ninguna parte. Pero no quiero huir, no se lo que querrá de mi, tampoco se lo que yo quiero de el, pero me atrae como un imán.
A un par de metros de el me paro, su cara me inspira confianza, no creo que me vaya a atracar. Intento mantener su mirada, sus ojos parecen reír, finalmente yo bajo la mirada, pero no quiero irme. Me siento en un extremo del banco, y miro hacia el fondo del parque. El se sienta en el otro extremo, estamos en silencio. Se que el no ha dejado de mirarme. Se levanta y se sienta justo a mi lado. Pasa un interminable minuto esperando que el haga algo, hasta que noto como pasa uno de sus brazos por detrás de mis hombros, un liguero estremecimiento me recorre, noto el calor de su cuerpo, yo continuo inmóvil, mirando de frente, trago saliva. La otra mano se apoya sobre mi rodilla. Mi pene comienza a ereccionarse. Su mano sube lentamente por mi pierna, roza el abultamiento de mi bragueta, desabrocha dos botones de mi camisa, su mano grande, áspera y calida, acaricia mi piel, trago saliva de nuevo. Ahora su otra mano me aprieta contra el. Me dejo hacer, estoy completamente paralizado. El roce de sus dedos endurece mis pezones. Mi pene esta hinchado y doblado en mi pantalón., pero no me puedo mover. Su lengua lame mi cuello y penetra mi oído, uno de sus dedos acaricia mis labios entreabiertos, Luego se introduce en mi boca, acaricia mi lengua y se queda quieto. Como no hago nada , el pellizca con fuerza uno de mis pezones, me estremezco de dolor. Mueve el dedo en mi boca, entiendo que quiere que se lo chupe. Lenta y delicadamente mi lengua acaricia su dedo. Luego mete dos dedos que llegan hasta el fondo de mi garganta y provocan una arcada, los lamo, y el toca con ellos todo el interior de mi boca. Mordisquea mi oreja y yo gimo de placer, me vuelve a pellizca con fuerza el otro pezón, me estremezco, y no puedo reprimir un grito de dolor. Lugo me acaricia con ternura y yo como un corderito sigo lamiendo sus dedos. Yo permanezco todo el rato con los ojos cerrados, pero intuyo que ya no estamos solos. El hombre saca de repente sus dedos de mi boca, y grita a alguien que se largue. Abro los ojos, otros dos hombres nos miran como a unos 10 metros. "vámonos de aquí" me dice. Me lleva de la mano, me da vergüenza, pero el me lleva como a un niño que pudiera querer escaparse. Por un momento pienso en intentar huir. El parece notarlo y suelta mi mano y se detiene. Le miro a los ojos, su sonrisa me tranquiliza, con el dorso de una de sus manos acaricia mi mejilla, luego me ofrece su mano, y yo la cojo, y seguimos caminando juntos. El contacto de su mano me excita terriblemente, noto la erección de mis pezones, y como mi pene comienza a llenarse de sangre. Me hace entrar en una caseta en un rincón del parque. Es una caseta de herramientas de jardinería. Cierra la puerta, todo esta oscuro, no acierto a ver nada, tanteo con las manos, y tropiezo con su cuerpo. Comienza a desnudarme, primero la camisa, luego los zapatos y calcetines, yo colaboro y levanto dócilmente mis piernas para que me pueda quitar los pantalones y los calzoncillos. Tengo miedo, estoy temblando y a la vez muy excitado. Ya estoy completamente desnudo, en medio de la oscuridad, temo tropezar y caerme. Busco con mis manos algo donde apoyarme, encuentro una tubería metálica sobre mi cabeza, me agarro a ella con mis dos manos.
El hombre parece que ha desaparecido, necesito sus manos grandes y calurosas sobre mi piel que ahora esta fría. Ha encendido una cerilla y veo que se esta desnudando. Estoy muy excitado e impaciente porque continúe usando mi cuerpo para su placer y el mío, aunque sigo teniendo miedo de lo que pueda hacer conmigo. Por fin me rodea por detrás con sus fuertes brazos, su piel esta mas caliente que la mia, noto el bello de su pecho en mi espalda, su pene duro encajado entre mis nalgas, un escalofrío de placer me recorre cuando sus manos acarician mis erectos pezones, y de mi garganta sale un gemido demasiado agudo, que parece mas de un niño que de un hombre. Niño me siento entre sus brazos poderosos. Giro mi cabeza buscando sus labios, y el responde a mi atrevimiento con un fuerte manotazo en mi culo, que me hubiera derribado si no fuera por la tubería que agarro con mis manos. Tendré que tener mas cuidado, pues no parece que le guste el que yo tome la iniciativa, pues el es el hombre. Pero yo quiero tocar su cuerpo poderoso. Me arriesgo a que me vuelva a pegar y me vuelvo y le abrazo, y esta vez no me castiga, y acaricia dulcemente mi cintura y mis nalgas, nuestros pechos juntos, nuestros penes juntos, busco sus labios, se deja besar, deja que mi lengua penetre en su boca, Me chupa la lengua y yo chupo la suya. Así estamos un rato como dos enamorados, frotando nuestros cuerpos uno contra el otro, nuestros labios, nuestros penes. La oscuridad hace que nuestro tacto no se distraiga, y se concentre en las mas exquisitas sensaciones. Pero parece que algo no le ha gustado, se aparta, y retuerce con una mano mi pene erecto. Grito de dolor, su masculinidad no admite otro pene que el suyo. Tendré que convencerle que mi pene, es un pene pasivo, y que nunca competirá con el suyo. Me hace darme la vuelta, y yo me vuelvo a agarrar a la tubería que esta sobre mi cabeza. Me manosea, brazos, piernas, pene, testículos, cara. Sus dedos exploran la raja de mi culo, y luego introduce uno en mi boca, imagino para que lo hace, lo chupo y lubrico con mi saliva. Enseguida comienza a penetrarme con el. Me gusta, y no puedo evitar un gemido, sus dedos vuelven a mi boca en busca de mi abundante saliva, y vuelve a penetrarme, ahora con dos, tres dedos. Me siento muy bien así, ya no me duele la cabeza, una y otra vez me penetra con sus dedos, acaricia mi próstata, noto como mi pene gotea liquido preseminal, su otra mano retuerce mis pezones, y yo no paro de gemir. Cuando estoy a punto de corredme, saca sus dedos, y me fuerza de rodillas, su pene duro y goteante, roza mis mejillas, lo tomo en mis manos, lo beso, lo acaricio, lo lamo. Lo fuerza en mi boca, llega al fondo de mi garganta, me dan arcadas, con sus manos sujeta mis orejas e impide que lo saque, saliva y mocos salen por la nariz, los ojos me lloran, penetra en mi garganta, aguanto las arcadas, y el se queda allí quieto, luego poco a poco comienza a follar mi boca, respiro por la boca con dificultad, pero ya he aprendido, y su pene penetra entero una y otra vez en mi garganta lubricada por saliva y mocos. Me acaba gustando, acaricio sus testículos, quiero que se corra en mi boca, noto el sabor de su liquido preseminal, y el olor de su cuerpo satura mi olfato. Cuando creo que ya esta a punto de corredse, la saca, me vuelve a voltear, y noto su pene rozando mi ano, me sujeta y poco a poco comienza la penetración. Su pene esta muy lubricado por mi saliva y mocos, pero me duele y pienso que no va a poder entrar en mi, soy demasiado estrecho para su pene. Hago un ultimo esfuerzo y me abro todo lo posible, y finalmente noto como mi esfínter cede, y poco a poco su lubricado balamo comienza a entrar en mi cuerpo. Así llega hasta el final, y allí permanece quieto, noto su respiración agitada contra mi oído, y nuestras pieles pegadas por el sudor. Respiro fuerte y sonrío en la oscuridad. La resaca ya queda muy lejos, me encuentro muy bien, podría decir que soy feliz. Besa mi cuello, y ahora me acaricia suavemente, con delicadeza, mis piernas, mi pecho, mis testículos, mi pene erecto. Con la punta de sus dedos lleva a mi boca el liquido preseminal, que no para de manar de mi pene, lamo con fruición sus dedos, mientras contraigo mi ano alrededor de su pene. Un fuerte palmetazo en mis nalgas, y comienza lentamente un mete-saca interminablemente lento, mientras retuerce mis pezones, y yo sonrío feliz en la oscuridad. ¿De donde procede ese placer que me desborda? Me siento lleno, completo, deseado, querido, protegido, aceptado, amado. Me abandono a esa sensación inmensamente placentera, que colma mi cuerpo y mi alma. Dentro de mi cuerpo se mueve otro cuerpo, cuerpo que me da placer y cuerpo al que le doy placer. Entra y sale en mi, se enseñorea en mi, toma posesión de mi, y yo sonrío feliz en la oscuridad. Sensación abrumadora de esta forma de dar y recibir placer. Noto como mi ano, acepta, acaricia, comprime y da placer a ese cilindro erecto y excitado, y como reclama y exige la explosión aguda y brutal de su orgasmo. Cuando pienso que se va a correr, su movimiento se detiene , noto como intenta detener su orgasmo, justamente al borde del abismo. Colaboro con el y me quedo completamente quieto, la mas pequeña contracción de mi ano, lo lanzaría hacia el abismo. Respira con fuerza, acompasadamente, y yo sonrío de nuevo feliz en la oscuridad. Ahora musita a mi oído palabras de amor,"tu coñito estrecho y dulce me vuelve loco", comprimo mi esfínter, y el responde con un manotazo en mis nalgas "Putito lindo, no seas malo, o te castigare", vuelvo mi cabeza buscando sus labios. Me besa, le beso, nuestras lenguas se acarician, una y otra vez su lengua dura entra y sale entre mis labios. Mi boca ahora imita mi ano, y me folla ahora por la boca, mientras su pene duro y caliente permanece quieto dentro de mi, llenándome completamente. Ahora el me masturba lentamente, llevándome hasta el borde, mientras continua desgranando excitantes palabras en mi oído. Yo sonrío feliz en la oscuridad y quisiera que ese momento se prolongase indefinidamente. Pero cometo el error de comprimir mi esfínter, y la maquina del placer se pone en marcha, y vuelven las entradas y salidas, cada vez mas rápidas, mas fuertes, mas intensas, pienso que me puedo correr así, sin tocarme, sin que nadie me toque, siempre he soñado que eso pudiera alguna vez ocurrir, quimera que quizás pueda ser real. Si, si, la onda me llega, me llega y me desborda, no puedo aguantar un agónico grito de placer, y me corro irremediablemente. Mi amante se hunde con fuerza en mi, y su orgasmo se confunde con mis últimos espasmos de mi pene, ayudándolo a vaciarse del todo, y su grito ronco y fuerte se funde con el mío mas agudo y débil. Colmados y aturdidos nos dejamos caer sobre el suelo. Pasan unos minutos y aun continuamos enlazados, oigo la lluvia comenzando a caer sobre el techo, vuelvo mi cara buscando sus besos. A mi pesar saca su polla de mi cuerpo. Le doy las gracias pensando que se levantara para irse, pero no, no se va , sino que me voltea, levanta mis piernas, y para mi sorpresa me vuelve a penetrar esta vez de frente. Mis ojos se han acostumbrado a la oscuridad, sus ojos brillantes me penetran, su rostro me parece muy hermoso, esta serio, yo le sonrío, acaricio su cara, pellizco sus pezones, rodeo con mis piernas su cintura, quiero excitarlo mas, quiero que se vuelva a correr en mi. Y poco a poco volvemos a la batalla, esta vez mas relajados, tumbados sobre el suelo, besos y besos, palabras de amor, gemidos, sollozos y lagrimas, los dos superexcitados buscando lo mismo, como un solo cuerpo, con un único fin, el placer, el placer profundo, extenuante, y yo feliz sonrío en la oscuridad. Los dos llegamos a la vez, y como una maquina perfecta, nuestros orgasmos sincronizados nos vacían por segunda vez.
Creo que me he quedado dormido, me despierto solo en la cabaña. Me visto, abro la puerta, no se ve a nadie. Ha dejado de llover, pero las hojas de las plantas brillan mojadas, y el olor a adelfas y a tierra mojada lo inunda todo.
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