Mi Vida Ecuestre

By Hugo Dan

Published on Oct 28, 2021

Gay

Debes tener al menos 18 años para leerlo, este es un trabajo de ficción, todo en esta historia proviene de mi imaginación, espero te guste, me encantaría saber tú opinión.

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Mi vida ecuestre

Capítulo 11

Hasta después de esa primera noche que conocí la dinámica del grupo élite, preste más atención a mis compañeros, descansaba sentado sobre el pasto viendo hacia el estanque cuando Cobalto pasó caminando frente mi, su piel oscura brillaba con el sol, su pecho era amplio y su cintura angosta, sus muslos eran gruesos y no supe que fue más impresionante, si sus redondas nalgas que marcaban sus músculos al caminar o ese pedazo de rabo que le colgaba al frente tambaleándose con cada paso.

Osiris caminaba hacia el lado contrario y rosó su mano por el abdomen del negro, el hombre tenía una piel blanca casi pálida, y había crecido su vello casi por arte de magia durante la noche, se miraba el indicio de una barba cerrada y  en su pecho y abdomen una sombra de vello a medio crecer, sus piernas eran gruesas como las de todos y sus pantorrillas se veian duras como piedras. Su pene no era tan grande como el de su compañero pero igual se mecía junto con sus pesadas bolas que colgaban más que su miembro. El hombre fue a acostarse a una de las dos hamacas donde otro pony descansaba, Bali, su piel era de un bronceado natural, su cabello era castaño claro y de todos diría que el más atractivo, tenía una carismática sonrisa y un rostro que estaba seguro enamoraba a chicas y chicos por igual. El tenía una espalda ancha en un cuerpo delgado como nadador lo cual lo hacía ver más estilizado y su atractivo iba más allá, desde las primeras frases que intercambie con él, me di cuenta de su evidente acento brasileño, a pesar de hablar perfecto español, todavía intercambiaba algunas de sus "d" con "y" y sus "t" con "ch".

Phobos y Deimos, los gemelos y más jóvenes de todos, se notaba todavía su corta edad, eran delgados pero de buen cuerpo, lampiños de cabello castaño, tenían sonrisas juguetonas y se la pasaban haciendo bromas, en ese momento uno hablaba con Maya, el moreno del grupo, mientras el otro gemelo se ponía en cuatro detrás de él hasta que tropezó, los dos chicos salieron corriendo con Maya detrás de ellos. 

Por último, Llamarada, el pelirrojo de piel clara, parecía había sido esculpido en mármol, sus pezones eran rosados,  su espalda mostraba una cama de pecas y su rostro siempre con un semblante serio. Era el que más tiempo pasaba ejercitándose, y se notaba, su cuerpo mucho más alto que el de todos ahí era espectacular, caminó a tomar una ducha y observaba su andar, su verga era grande incluso flácida, su cabeza gorda y sus testículos parecían pequeños globos con agua, de pronto agarró su paquete separando sus huevos del pollón, salí de mi letargo haciendo contacto visual con él para después desviar mi mirada a otro punto.

Comencé a entrenar y fue más fácil hacerlo entre compañeros que te alentaban y empujaban a hacerlo más duro, en lugar de estar recibiendo latigazos hasta caer del cansancio. Pero no era que estuviéramos sin supervisión, a media semana tuvimos la visita de Edward  nuestro cuidador, con el médico, vi como mis compañeros se formaron en fila y los seguí. Uno a uno pasaban a una revisión con el médico, el cual era asistido por un joven esclavo que hacía mediciones a todos, desde biceps, espalda, pecho, piernas. El médico hacía sus anotaciones y guardaba los datos en carpetas con nuestros nombres. 

"Tienes que hacer más ejercicio", me dijo, "Que le dupliquen la ración de proteína", comentó a Edward quien asintió, "¿Si sabes qué pasa si no rindes lo que se espera de ti?", solo asentí y me despachó dándome una nalgada como lo harían con un caballo.

Debo confesar que el trato era genial, el lugar era cómodo, la comida era buena, a partir de ese día me llevaban a mi un platón extra, yo decidía que hacer con mi tiempo y a pesar de ejercitarme, pasaba todo el tiempo que yo quería tirado en el pasto o platicando con mis compañeros. Y por las noches… ¡uff! Coger hasta el cansancio, en otro momento nunca hubiera imaginado que todas las noches tendría sexo, y menos con un grupo de hombres con los cuales compartía la cama. Por mi buena condición aguantaba más de una follada, aunque ya no fue como esa primera noche que tenía el efecto de la droga.

Pero me seguía sintiendo cautivo, aunque el trato era bueno, seguía dentro de un área cercada, no podía ir más allá sin autorización, y el aro metálico en mi cuello me recordaba a cada rato alguien tomaba las decisiones por mi. Nunca en todo ese tiempo me sentí tan libre como en la pista,  la cual nos llevaron tan solo llegaba el jueves para entrenar, las carreras iniciaban con los ponys de los otros establos, aquellos que no pertenecían al grupo élite, esos a los que los mirones sin importancia iban a ver. Y así como había ocurrido la semana anterior, viernes y sábado el nivel iba subiendo, pero no era hasta el domingo que nos tocaba a nosotros correr la más esperada de las carreras, la del grupo élite del señor Pierce, ahí asistían los amigos más cercanos y acaudalados del dueño del lugar. Al encontrarnos dentro de un territorio en vías de convertirse autónomo, las leyes eran ambiguas, no se regían por las del país del sur ni por las del norte, ahí la esclavitud estaba permitida, el uso de personas como animales era bien visto, incluso aplaudido.

Al llegar la hora de la carrera salimos en fila, nos habían acicalado y hecho peinados distintivos con nuestro mohicano, esa segunda carrera de élite salí con mi crin ondulada, el vibrante aplauso me llenó de energía, escuchaba mi nombre entre los gritos, había quien me aclamaba y eso me gustaba. Nos colocamos en posición y sentí los nervios y la adrenalina empezar a recorrer mi cuerpo, entonces dieron el disparo de salida, de nueva cuenta salí disparado esquivando a los demás.

La llegada a la meta fue agridulce, Llamarada había ganado otra vez como se esperaba, muy dentro tenía la esperanza de poder ganarle, en segundo lugar había quedado Osiris, el cual me impresionó ver cómo se movía y empujaba para adelantarse siendo que él había quedado entre los últimos la semana anterior. Y yo quedé en tercero.

Por la noche la dinámica cambió, Bali había quedado en cuarto, justo debajo de mí, y Osiris encabezaba la cadena de dominación. "¿Dónde está Llamarada?", pregunté ante su ausencia.

"Después de la carrera, el primer lugar atiende una ceremonia entre los amigos más cercanos del señor Pierce", ese pedazo de información me sorprendió, ¿Podría yo alguna vez presenciar tal ceremonia?.

"Si… y después la fiesta pasa a la habitación del señor Pierce…", alguien dijo en tono de burla.

"¿Como?", pregunté ingenuamente.

"Tú debes de saberlo… La semana pasada Llamarada no tuvo el 'honor' de acudir a sus aposentos… tú tomaste su lugar…"

"¡Oh!", no me permitieron hacer más preguntas ya que Osiris se arrastró entre la colchoneta para alcanzarme, sentí su mano recorrer desde mi cintura hasta mi pecho, el hombre se posó sobre mí y sentí la presión de su pecho, su vello recién recortado picaba en mi suave piel entonces Osiris besó el cuello. "¡Hey! ¿Que haces?", protesté. 

"A mi me gusta besar cuando follo…", dijo el hombre pony.

"Pero…"

"¿La semana anterior?", me interrumpió, "Me gusta besar cuando soy activo", y lentamente me fue sumiendo entre los cojines, su cuerpo sometiendome mientras con sus rodillas separaba mis piernas, su aliento chocaba en mi cara cada vez más cerca hasta que sentí sus labios pegarse con los míos. El sexo era una cosa, o hasta ese momento me había convencido que no era maricon por meter mi verga en un culo o dejar que la metieran a mí si no involucraba algo más sentimental como un beso, pero lo dejé, no porque sintiera una conexión como la había sentido en un momento con Tango el percheron, que quizás esa vez fue la soledad y la reciente privación de mi libertad lo que me hizo acercarme más a él. Éramos un grupo exclusivo, una hermandad, y me sentía orgulloso de pertenecer, así que abrí mis labios lentamente dejándolo meter su lengua. Osiris me magreó, su cara se sentía áspera por su barba, aunque corta se sentía como lija, mi piel debía estar irritada pero el hombre me apretaba con lujuria, no pude evitar gemir. "Ya estas bien caliente Champ… es hora…", sentí los dedos de Osiris buscar mi hoyo hasta encontrarlo, el hombre usó saliva para juguetear hasta adentrarse. 

Me aferré a la cintura del hombre, era fuerte, macizo, lo sentí meterse dentro de mí, lo hacía lentamente pero de todos modos dolía, estuve por gritar entre mis gemidos pero los silenció con su boca sobre la mía. Entonces empezó a bombear, fue diferente a Bali, era tosco pero considerado, mis manos recorrieron su pecho, deslizándose hasta su cuello y agarrandolo firmemente lo jalé hacia mí para seguir besándolo. Sus bolas eran grandes y gordas, golpeteaban mi cuerpo con cada embestida, extrañamente lo disfrutaba, y en el momento cúspide las descargó dentro de mí, nunca nadie, hasta entonces, me había llenado tanto de leche como Osiris.

Esa noche Osiris me cogió a mi y yo a Bali. La siguiente noche me folle a Maya, y la siguiente a uno de los gemelos, pero todas y cada una de ellas Osiris me poseyó, mis piernas se abrían más faxil ante él con cada día que pasaba.

La semana pasó justo como la anterior, la revisión médica fue normal, tuve un incremento mínimo pero aceptable, seguía entrenando pero ya no rebasaba mis límites, preferia fraternizar con mis compañeros durante el día y disfrutar de mi nueva vida, la cual no estaba tan mal. Un nuevo domingo llegó y tuvimos una nueva carrera, con esfuerzo me posicioné en tercer lugar por tercera ocasión, justo debajo de Cobalto que había llegado en segundo y debajo de mí, Maya.

Estuve nervioso el resto del día, ansioso viendo a Cobalto andar de un lado a otro con su oscuro miembro tambaleando. No podía evitar apretar el culo, aquel vergon era enorme, ¡el cabron me iba romper el culo! 

En la noche Cobalto me llamó, los otros ya habían empezado a acariciarse y hacer sus cosas, me arrastré hasta donde él estaba, su mano se posó en mi cara y me acarició, su dedo jugueteó con mis labios y lo metió en mi boca sobando mi lengua, "Chupamela", dijo.

Ya había hecho tantas cosas con los hombres ahí presentes que estaba de más protestar, no había mamado un pene hasta entonces, sin contar la vez que el señor Pierce me metió su gruesa verga en la boca a la fuerza, pero hablo de que nunca lo había intentado yo voluntariamente. Me hinqué entre sus piernas, Cobalto las separó, el hombre estaba recostado, colocó algunos cojines sobre su espalda, entonces me agaché lentamente, agarré su verga con mi puño y la cosa rebasaba por mucho mi agarre, y todavía no estaba al cien. Tragué saliva y abrí mi boca mientras desendia. Entonces la gruesa y rosada cabeza tocó mi lengua, no sentí ningún sabor, el olor de su piel era limpio, enseguida cerré mis labios aprisionando su glande, la trabajé torpemente, metiendo poco, intentando un poco a la vez, Cobalto fue paciente, gemía, decía que le gustaba y lo bien que lo hacía, "Aprendes rápido Champ", me dijo, "Ahora móntate", mi respiración se cortó al instante, agarré su verga con las dos manos y la cabeza todavía sobresalía. 

Avancé de rodillas hasta sentarme sobre su abdomen, su pene se posó en mi raja, lo sobé un poco, Cobalto me agarró de las nalgas y me alzó, yo guíe su verga a mi culo, me detuve un momento y comencé a sentarme, "Aaarh!!", cerré los ojos y apreté los dientes, el pollón se adentró, pero tenía la ventaja que Cobalto me dejó manejar la situación, a mi ritmo. Esa primera noche no lo disfruté, tampoco pude meterme todo el trozo de carne, pero lo hice correrse. Los intentos siguieron por toda la semana, me trepaba sobre Cobalto e intentaba meterme el vergon negro.

Para entonces ya había mamado, ya había besado, ya me habían follado en diferentes posiciones, lo había intentado todo según yo, y en cuanto a mi entrenamiento, tenía mejoras mínimas pero era porque me estaba empezando a confiar, a relajarme con el estilo de vida, pasaba el rato con mis compañeros, cuando alguno se ocupaba con su ejercicio acudía a otro para seguir platicando. Entonces eso tuvo repercusión la semana siguiente. Llegué a la meta habiendo hecho mi mayor esfuerzo quedando en cuarto lugar.

A la cabeza, como ya era costumbre, Llamarada en primero quien fue separado de nosotros para acudir a la ceremonia. Y justo al caminar hacia él establo fui interceptado por Phobos y Deimos, cada uno de un lado entrelazando sus brazos con los míos, "¿Estás listo para nosotros Champ?", dijo uno "Será el mejor trío que hayas tenido jamas", dijo el otro, guiñando un ojo y recibí un beso en la mejilla del otro. Los gemelos habían llegado en segundo y tercero, quedando por encima mio, entonces me vi abrumado por la energía de los dos, uno de cada lado acariciándome mientras besaban mi cuello, de pronto uno buscaba mi boca mientras el otro chupaba mi pecho mordisqueando mis pezones, después se intercambiaban los lugares, el otro chico me besaba la boca mientras el hermano jugueteaba con su lengua en mis comisuras más sensibles. Entonces uno de los gemelos me hizo ponerme en cuatro posicionándose detrás de mí, entre mis piernas, el otro se hincó al frente. Parecía animal siendo asado, empalado a ambos extremos, la verga de Phobos entrando y saliendo en mi culo, mientras Deimos follaba mi boca, solamente me faltaba girar, la energía de los hermanos era tremenda y no bastó con cada uno terminando en su extremo, lo cual hizo darme arcadas al sentir la leche espesa bajar por mi garganta, enseguida intercambiaron lugares recobrando casi de inmediato su dureza para cogerme de nuevo.

Fui demasiado despistado para darme cuenta de la dinámica secreta que existía. Todos los hombres entrenaban por igual, sus cuerpos estaban trabajados y poseían una energía superior al promedio, era un grupo tan unido que celaban la entrada de alguien más, al menos que fuera inevitable como en mi caso, se ayudaban entre sí, y eso incluía no ser desplazados. Muchas carreras son arregladas por quienes manejan el dinero, pero estos hombres manipulaban sus propios resultados, no dejaban que un compañero pasara demasiado tiempo en los últimos lugares, eso causaría su expulsión, en cambio lo alentaban a ocupar alguno de los primeros lugares rotandose entre todos. Obviamente Llamarada era un caso excepcional, él no se prestaba a dicho juego, el simplemente era mejor que todos.

Eso lo aprendí por las malas, mi conformismo por el estilo de vida me hizo holgazanear, recibía el mismo trato llegando en tercero como en cuarto, la diferencia que veía era la posición en la lista de folladas, pero para entonces ya me estaba acostumbrado y empezaba a disfrutarlo. Pero de pronto de un cuarto, llegué en quinto, y luego en sexto, hasta una carrera que por más esfuerzo que puse, llegué en último lugar.

Esa noche mis compañeros me rodearon en el establo, y hablaron todos, "Champ… hemos notado falta de energía en tu desempeño".

"Como parte del grupo es nuestro deber alentarte"

"Eso no quiere decir que te dejaremos ganar".

"Es una llamada de atención".

"Has visto como es la dinámica entre nosotros aquí en el establo".

"Pero esta noche será un poco distinto…"

"La regla sigue siendo la misma, solo te puede coger alguien que haya obtenido un lugar más alto al tuyo".

"Champ… hoy todos estamos por arriba de ti…"

"Por eso, y como llamada de alerta…"

"Para que entrenes duro".

"Hoy te follaremos todos a ti…"

Intenté luchar, no iba a poder soportarlo, recibir tanta cantidad de vergas, no con sus tamaños, no con sus potencias… pero me fue imposible. Entre todos me sometieron, haciéndome mamarles primero, para después empezar a penetrarme, el primero fue Maya, que me follo en cuatro, después Osiris, que me volteó para cogerme de misionero, esa vez no pude besarlo, porque los gemelos se pusieron a cada lado de mi cara para mamarles el rabo. Después fue Bali, que me agarró de la cintura para darme duro mientas yo gemia fuertemente con mi pecho en el suelo. Después les toco el turno a los gemelos que me levantaron y penetraron de pie apoyándome en los hombros de uno para que el otro me follara, y para terminar, Cobalto, el negro y más vergon de todos, nunca pensé en sentir mi culo entumido, pero eso me ayudó a soportarlo, entraba y salía de mi hoyo sin problema, resbalando con la lefa de todos los anteriores llegó al fondo. Ya no se si gemia por instinto o placer, porque dolor ya no sentía.

Caí rendido sin saber de mí por el cansancio. A la mañana siguiente desperté sólo, los demás ya habían empezado su día, me levanté y sentí un temblor en mis piernas, toqué mi culo que escurría de leche. Caminé hasta el área techada, miré a todos, me ignoraron, no estaban enojados simplemente estaban intentando darme una lección. Me recosté en la banca donde estaba la barra para ejercitar pecho, comencé a levantar, era más peso del que estaba acostumbrado, pero necesitaba pasar mi límite. Gruñí por el esfuerzo, una y otra vez "Aaargh!!", enseguida pasé a otro ejercicio, les daría una lección de lo que 'Champ' era capaz… sería mejor que todos ellos… mejor que Llamarada.

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